miércoles, 23 de mayo de 2012

Burbujeante




 Si, soy de esas personas de las que necesitan a veces un espacio apartado, alejado de la realidad, del mundo, de mi mundo, de nuestro mundo. Me encanta tumbarme allí y observar todo lo que me rodea, sobretodo por la noche cuando simplemente me dejo llevar por el sonido, por el olor, no se concretamente porqué pero me hace estar cómoda siempre que voy. Es donde me relajo y no paro de pensar sobre todas y cada una de las cosas que me pasan por la cabeza. Al ser tan confortable, me lleva muchas veces a pensar cuando era pequeña, a mi familia, a mi infancia.
Conozco ese lugar desde incluso antes de nacer, es como mi segunda casa. Todos deberíamos tener un lugar así. Uno donde poder descansar solos, tu, tus pensamientos, tus problemas, y donde solo importes tú. Yo, si pudiese me pasaría allí el resto de mi vida.

Me paro, me tumbo, veo, observo y me quedo mirando como va hacia delante y con mucha delicadeza se va alejando de mis pies. Escuchando como se forman las olas y de nuevo rompen. Sintiendo ese cosquilleo de la espuma que te recorre cada dedo del pie. Quedarme quieta, muy muy quieta en la orilla, que venga la ola, y me arrastre un poco, y así dejarme los pies cubiertos de arena. También me encanta ir andando hasta la otra punta quedarme alli unos minutos muerta de cansancio, contemplar las diferencias de la otra punta y volverme de nuevo colocando mis pisadas sobre las que ya están formadas en la arena por otras personas.

MARINA SOBRINO

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